jueves, 15 de mayo de 2008

Que verde era mi valle!







Saludos a todos desde un renovado Leh, con mas turistas, mas actividad, mas tiendas y hasta mas policias. En definitiva, una Leh que se siente preparada para el comienzo de la temporada!

Y es que parece que han cambiado muchas cosas en los cuatro dias que nos hemos ausentado del lugar, yendonos al Nubra Valley. De repente la energia de Leh es diferente, una ciudad anteriormente adormitada, y a uno le dan ganas (con la excusa de que ya no es lo que era) de ahuecar el ala y marchar a territorios mas inhospitos para el turisteo. Pero no! Controlo mis impulsos primarios y dejo esperar unos dias para mover ficha y decidir siguiente destino, se esta tan bien (y me siento tan bien) con la gente de aqui y en mi casa (hogar, dulce hogar)!

Asi que, en todo caso, supongo que la semana que viene cogere el avion para Delhi y de ahi veremos cual es el siguiente paso. O la costa de Karnataka y Hampi (desafiando al previsible monzon) o Darjeeling y Sikkim (siguiendo las temperaturas agradables de las montanyas).

Bueno, puestos ya en ideas vagas que recorren mi cabeza, me predispongo a contaros un poco las experiencias que supusieron nuestra visita de cuatro dias y cuatro noches al Nubra Valley, valle anexo al Indus Valley (donde esta Leh), y al que se llega por la archiconocida carretera mas alta del mundo (cuya altura varia segun la fuente entre los 5600 y los 5300, 300 mas o menos tampoco importa mucho digo yo!).

Como siempre, la primera aventura es llegar hasta ahi: escogimos el bus publico como transporte y el viaje que supuestamente iba a durar 6 horas duro la friolera de 12 horas. Friolera porque a esas alturas, a parte de costar respirar, hacia bastante frio! Fuimos rodeados por una docena de monjes budistas, asi que nos sentimos bien protegidos y no hubo ningun percance.

Cabe destacar que la carretera solo tiene un sentido por dia (un dia van hacia el Nubra Valley, otro dia vuelven, el Lunes, el ejercito repara la carretera) y que era mas bien una caravana de autobuses, camiones y jeeps, que se iban parando de vez en cuando al tener que poner cadenas, empujar al jeep de enfrente que se habia quedado atascado o incluso al autobus que no conseguia avanzar!

En las dos primeras fotos se ve uno de esos momentos de espera, en la que uno se bajaba y contemplaba el paisaje, se fumaba un biri o se sentaba al estilo asiatico (primera foto que hago de dicho estilo, pero es una comun aqui...).

Luego, pasado el paso de Khardung La, la bajada se hizo algo mas facil y llegamos a Diskit (primera parada en el valle) a media tarde. Un ladhaki nos vio y nos hizo pasar a la oficina de turismo del pueblo que, con sorpresa (y agradable sorpresa), era tambien una guest house donde tambien podiamos pedir comida (sin salirnos del thali, daal, vegetables y demas, por supuesto). Asi que ahi nos quedamos, unicos huespedes del sitio y casi del pueblo a no ser por un frances que nos encontramos.

Si antes de llegar a Diskit Leh estaba preparandose para la temporada digamos que en el Nubra Valley ni siquiera se habian enterado de que tenian que prepararse. La mayoria de comercios estaban cerrados, habia muy poca gente local en los pueblos (y turistas menos, solo estabamos nosotros!!) y una sensacion de pachorra pueblerina (esto no es despectivo, ni mucho menos) que se contagiaba facilmente. Los pocos comercios abiertos normalmente no se molestaban en facilitarnos las cosas, el telefono internacional no funcionaba (porque en Espanya teneis un problema, eso nos decian), y costaba encontrar un sitio donde vendieran agua o simplemente un sitio donde comer.

Pero bueno, que me avanzo un poco, Diskit no estaba mal preparado, pero habia que reconocer que el pueblo en si no era ninguna maravilla. Dimos un paseo por los alrededores entre campos por labrar y nos refugiamos en la habitacion comenzando asi largas sesiones de cartas, de tarde y noche (a veces con luz, a veces a la luz de una vela).

Al dia siguiente hicimos una preciosa excursion (de lo mejor de nuestra estancia en el valle) a una aldea sita a 7 kms al norte de Diskit llamada Hunger y punto limitrofe donde los turistas tienen permitido pasar (y es que para pasar al valle se necesita un permiso especial, creo que lleva abierto al turismo menos de diez anyos). La gracia de esa travesia es que entre ambos pueblos distaba un precioso desierto de grandes dunas grises mientras un rio serpenteaba entre ellas. Conseguimos cruzar el rio con un buen salto, nos descalzamos y caminamos por ese breve desierto. Al cabo de un rato, como chiquillos, estabamos divirtiendonos saltando desde lo alto de una gran duna aterrizando en el colchon de arena, mas abajo. (De esto no hay fotos, lastima, me deje el movil :P)

En Hunger habia un templo budista que parecia cerrado pero un simpatico y viejo monje budista nos abrio y con un ninyo que chapurreaba ingles nos comentaron las diferentes estatuas y pinturas. Asi tambien nos enteramos que al dia siguiente habia una ceremonia budista importante en el pueblo, un Rinpoche iba a oficializar una gran Puja (ofrenda que hacen los monjes). Y era verdad, el pueblo estaba desierto, todo cerrado a excepcion de una casa donde estaban preparando unas carpas para esa ceremonia matinal.

Nos volvimos y pernoctamos de nuevo en Diskit. Al dia siguiente salimos hacia el otro lado del valle (ya que tiene forma de V), hacia Panamik, teoricamente conocida por sus fuentes termales, o lo que ellos llaman hot springs. Uno a veces se hace ideas muy diferentes de la realidad, pense yo cuando llegamos a Panamik. El pueblo, igual de desierto que los demas, parecia querer escondernos sus famosas hot springs, aunque al final insistimos y las encontramos en la mitad de la ladera de la montanya. La sensacion al ver un arroyuelo calido de aguas sulfurosas y subir la mirada y ver varias casetas de cemento y ver la cantidad de plasticos y de suciedad en esa minicorriente fue algo chocante: los nativos del pueblo usan esas aguas calidas basicamente para lavar la ropa (dejando todos los plasticos por ahi, claro esta, dejando imagenes algo dantescas para los ojos occidentales) y, cerca de donde sale el agua, casi hirviendo, el uso pasa a ser de cocina publica al aire libre. Ideal para cocerse unos noodles!! (y seguir dejando el plastiquete en el agua, claro).

Nos sentimos bastante decepcionados asi que comimos en la guest house (unica que habia y unica que podia proveernos de comida caliente) y dimos un paseo por el breve pueblo de casas desperdigas. Volvimos a nuestras cartas.

Al dia siguiente salimos hacia nuestro ultimo destino, Summur, el pueblo mas bonito con el que nos cruzamos y quizas, el mejor preparado para el turismo, aunque solo estuvieramos nosotros y solo hubiera una guest house abierta que no disponia de electricidad. Dimos un paseo hacia Kyagar pasando por una preciosa gompa en lo alto de la montanya que estaba abandonaba y a la que entramos entre sentimientos de aventurero y de ladron que perturba un respetado silencio. (Tres ultimas fotos)De ahi a la gran Gompa (y moderna gompa, por cierto) donde hasta habia una escuela para los ninyos monjes. Nos abrieron la sala de las ceremonias y nos quedamos un rato hasta que decidimos volver a Summur.

Comimos thali y vegetables, para variar un poquito, en un pequenyo puesto donde un simpatico indio que hablaba un muy buen ingles nos entretuvo con una interesante conversacion sobre su vida como guia de trekkings de la zona, su anterior vida en su natal Darjeeling y su apuesta por tener ese pequenyo local de comida que habia abierto en enero.

Preguntamos si habia algun bus hacia Leh desde ese lado del valle pero casi nadie decia algo coherente, el bus viene a las seis o a las siete, decian, no hay bus, quizas un camion, decian otros, solo jeeps, escuchamos finalmente... ASi que nos plantamos a las seis de la manyana en el cruce y media hora mas tarde pasaron dos jeeps, uno vacio en el que nos montamos y en el que fuimos hasta Leh y el otro, lleno, que ponia en letras grandes en el cristal delanero "Enrique". Acerte cuando pregunte, ya que pense que el unico Enrique que podian conocer era Enrique Iglesias... y asi fue, el conductor era fan del panoli en cuestion jeje

Vuelta a la carretera la aventura prometia ya que el conductor iba presto veloz y parecia que ibamos a hacer el camino en 3 o 4 horas. Pero de repente llegamos al inicio del paso de Khardung La y el ejercito no dejaba pasar a nadie... porque? porque un oficial iluminado venia en direccion contraria y habia que dejarle pasar... Asi que nos esperamos una hora y media y comenzamos a subir entre una copiosa nevada. Nuestro jeep, casualidades de la vida, era el unico que le costaba subir (sin cadenas, con un par) y continuamente nos bajabamos a empujar junto con la ayuda de otros conductores de jeeps que venian detras nuestro. Al final, siete horas, con otras dos paradas porque venia otro oficial o porque la maquina quitanieves venia hacia nosotros (y echate tu a un lado que yo no paso...).

Llegamos ayer algo cansados y contentos por volver a nuestra ciudad, y mientras nos tomabamos un te en el tibetano de siempre, percibimos, con facilidad, que Leh habia cambiado en nuestra ausencia mas de lo que nos hubieramos imaginado!

Cuidaros mucho!

Pd. Ahora posteo mas fotos!

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